PROGRAMA Nº 1167 | 17.04.2024

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LA BATALLA DE KURSK

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La BATALLA DE KURSK, que marcó el comienzo del decisivo contraataque soviético contra los nazis en la Segunda Guerra Mundial. La BATALLA DE KURSK, u OPERACIÓN CIUDADELA para los nazis, duró 50 días y noches, del 5 de julio al 23 de agosto de 1943. Fue el mayor enfrentamiento entre carros de combate en la historia de la humanidad: en él participaron 6.000 tanques en total acompañados por 4.000 aviones. El combate, muy conocido en Rusia, muchas veces se olvida injustamente fuera de sus fronteras, donde se suele recordar principalmente las contiendas por Moscú o Stalingrado. Sin embargo, la BATALLA DE KURSK no fue menos importante en el desarrollo de la Guerra. Por primera vez, los nazis tropezaron con una resistencia implacable de los soviéticos. De hecho, troncó definitivamente la ofensiva nazi en el Frente Oriental. Sin embargo, la BATALLA DE KURSK no fue tan solo un éxito estratégico del comando soviético. También fue una victoria psicológica.

Los documentos históricos muestran que a partir de entonces, los soldados alemanes empezaron a dudar de que Alemania ganaría la guerra. Al preparar la OPERACIÓN CIUDADELA, los nazis, que en 1941 frustraron la defensa soviética y alcanzaron SMOLENSK, situado a más de 500 kilómetros de la frontera en menos de un mes, estaban tan seguros de su triunfo que ni siquiera intentaron ocultar sus preparativos. Los servicios de inteligencia soviéticos consiguieron obtener valiosa información, incluidos el lugar y la hora del inicio de la ofensiva. Los combates fueron muy duros: los participantes los recordaban como "un infierno" y aseguraban que fueron unos de los peores de toda la guerra. Las tropas soviéticas sufrieron más bajas que los alemanes —70.000 muertos y 110.000 heridos, mientras que los nazis tuvieron 56.000 muertos— porque en la primera fase la ofensiva alemana avanzaba por tramos estrechos concentrando en ellos todas sus fuerzas y maquinaria. Además la aviación soviética no consiguió imponerse desde el principio en el cielo para proteger a sus soldados de los bombardeos masivos.

Al menos en los últimos tiempos, la Segunda Guerra Mundial suele conjurar imágenes del desembarco en Normandía y el avance de los aliados occidentales; de los aviones japoneses atacando Pearl Harbor; de los cazas británicos y alemanes peleando en los cielos de Inglaterra; y, claro, de los campos de exterminio del régimen nazi en Polonia. Pero por cantidad de tropas involucradas, por alcance territorial, por muertos y heridos y por pura destrucción, muchos expertos afirman que el rostro de la Segunda Guerra Mundial se acerca más al de las estepas de Rusia y de los combates entre la WEHRMACHT alemana y el EJÉRCITO ROJO DE LA UNIÓN SOVIÉTICA, donde se produjeron el 75% de los casi 50 millones de muertos que se calculan en toda la guerra entre militares y civiles. El 5 de julio Hitler dio la esperada orden, pero al mismo tiempo que los alemanes comenzaban el bombardeo preparatorio con sus 1000 cañones, los rusos sorprendieron a los alemanes que quedaron atolondrados por el sorpresivo bombardeo recíproco de sus líneas, justo antes de comenzar el ataque.

Lo que debía convertirse en una victoria rápida y fulgurante se empantanó desde el comienzo y a los 2 días del inicio de la operación las fuerzas alemanas apenas habían penetrado 11 kilómetros dentro de la protuberancia. El 13 de julio, la más grande batalla de tanques de la historia con la participación de 1500 tanques. Los PANZERS se enfrentaban a los T-34 RUSOS y LEE ESTADOUNIDENSES en un combate apocalíptico bajo el inclemente sol del verano en la estepa rusa cuya temperatura sobrepasaba los 45°C. Los tanques se enfrentaban a corta distancia causando bajas enormes en ambos bandos. Los alemanes llamaron a este episodio la BATALLA TODESRITT o CABALGATA DE LA MUERTELas pérdidas en ambos bandos fueron enormes y Hitler decidió que estando la situación en Italia como estaba, era mejor mover 16 divisiones al sur, pero ya para el 10 de julio había caído Sicilia y la defección de Italia era inminente. El 25 de julio fue cancelada la OPERACIÓN ZITADELLE y los refuerzos comenzaron a marchar para reemplazar a las fuerzas italianas. Por su parte los rusos habían iniciado la ofensiva que culminaría el 18 de agosto en el norte, al replegarse los alemanes a la Línea Hagen y en el sur el 23 de agosto, con la ocupación desde la ciudad de Jarkov hasta el río Psiol. Alemania perdió 100 mil hombres, 1000 tanques y 1000 aviones. Además, Franco retiraba a la División Azul del Frente del Este para permanecer manifiestamente neutral por el resto de la guerra. También despidió a los agentes alemanes de España, pero manteniendo las relaciones y el intercambio de suministros. A partir de entonces, las fuerzas alemanas no serían capaces de montar una nueva ofensiva en el Frente del Este.

Cuando la batalla finalmente terminó el 23 de agosto de 1943, una ofensiva alemana había sido frenada por los rusos por primera vez en verano y sin la ayuda de la nieve, el Ejército rojo había recuperado un vasto territorio, incluyendo la ciudad ucraniana de KHARKOV, y tenía ahora una iniciativa que no volvería a perder hasta destruir por completo al Tercer Reich en las calles de Berlín en abril de 1945. Durante la defensa y el contraataque la Unión Soviética perdió unos 860.000 de sus soldados, entre muertos, heridos y capturados, uno 6.000 tanques y casi 2.000 aviones, según últimos datos recientemente investigados por diferentes historiadores. Mientras que la Alemania nazi tuvo pérdidas de casi 300.000 tropas en todo concepto, además de unos 2.000 blindados y cerca de 1.000 aviones. La ofensiva sobre KURSK, se concibió como una apuesta, con la vana esperanza de obtener una decisiva victoria en el Este, antes que los angloamericanos desembarcaran en Europa. Para el mando alemán, la situación después de KURSK fue casi peor que cuando la estabilización del frente en la primavera de 1943, después de Stalingrado y el Cáucaso. Casi todas las reservas se habían colocado en el sector de KURSK. Un gran número de elementos blindados y motorizados habían sido gravemente mermados o aniquilados y las bajas entre la infantería prácticamente irremplazables. Para el Ejército Rojo, el coste humano, fue elevadísimo, sin embargo a pesar de las pérdidas humanas, llegó a aumentar sus fuerzas totales en 6.500.000 hombres, contando otros 500.000 en reserva. El hecho de que los soviéticos fueran los dueños y señores en la ofensiva. La BATALLA DE KURSK, demostró que los rusos podían enfrentarse a los mejores mandos y unidades del enemigo en su propio terreno, detenerlas en su marcha y hacerlas retroceder más allá de las posiciones originales anteriores a ese épico combate.

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