King
se convirtió en 1954 en pastor de la Iglesia bautista de la Avenida Dexter, en
Montgomery, con 25 años de edad.17 El
sur de los Estados Unidos se caracterizaba en esa época por
la violencia que se ejercía contra los negros, un racismo que llegaría a
provocar en 1955 la muerte de tres personas de color, un adolescente de 14
años; el pastor activista George W. Lee; y el militante de los derechos civiles
Lamar Smith.
El
1 de diciembre de 1955, cuando Rosa Parks, una mujer negra, fue arrestada por
haber violado las leyes segregacionistas de la ciudad de Montgomery al rechazar
el ceder su sitio a un hombre blanco
en un autobús, Luther King inició un boicot de autobuses. La
población negra apoyó y sostuvo el boicot, y organizó un sistema de viajes
compartidos. Luther King fue arrestado durante esa campaña, que duró 382 días y
que resultó extremadamente tensa a causa de los segregacionistas blancos que
recurrieron a métodos terroristas para intentar amedrentar a los negros: la
casa de Martín Luther King fue atacada con bombas incendiarias la mañana del 30
de enero de 1956.
Los
boicoteadores fueron objeto constante de agresiones físicas, pero el conjunto
de los 40 000 negros de la ciudad siguieron con su protesta, llegando en
ocasiones a caminar hasta 30 Km .
para llegar a sus lugares de trabajo. El boicot terminó gracias a una decisión
de la Corte Suprema de los Estados Unidos del 13 de noviembre de 1956 que
declaró ilegal la segregación en los autobuses, restaurantes, escuelas y otros
lugares públicos. Continuando con la campaña, en 1957, Luther King participó en
la fundación de la Conferencia Sur de
Liderazgo Cristiano, un grupo pacifista del que sería presidente hasta su
muerte creado para participar activamente en el movimiento por los derechos
civiles organizando a las iglesias afroamericanas en las protestas no
violentas.
Representando
a la Conferencia Sur de Liderazgo
Cristiano, Martín Luther King era el dirigente de una de las seis grandes
organizaciones por los derechos civiles que organizaron la marcha sobre
Washington por el trabajo y la libertad. Y fue uno de los que aceptaron la
sugerencia del presidente John F. Kennedy de cambiar el mensaje de la misma. El
presidente, que ya había apoyado públicamente a Martín Luther King y había
intervenido también varias veces para que se le dejase salir de prisión, se
había opuesto inicialmente al objetivo de la marcha porque consideraba que
podría tener un impacto negativo en el voto de la ley sobre los derechos
civiles. Ese objetivo inicial era el mostrar la situación desesperada de los
afroamericanos de los estados del sur y denunciar el fracaso del gobierno federal en asegurar sus
derechos y su seguridad.
El
grupo de los seis aceptó bajo la presión e influencia presidencial presentar un
mensaje menos radical. Algunos activistas de los derechos civiles pensaron
entonces que la marcha presentaba así una visión inexacta y edulcorada de la
situación de los negros; Malcolm X la llamó «La farsa sobre Washington» y los miembros de la organización
Nation of Islam, que participaron en la marcha, fueron suspendidos
temporalmente. La marcha planteó, sin embargo, demandas específicas:
el fin de la
segregación racial en las escuelas públicas;
una legislación
significativa sobre los derechos civiles (incluyendo una ley que prohibiese la
discriminación racial en el mundo del trabajo);
una protección de los
activistas de los derechos civiles de la violencia policial;
un salario mínimo de
2 dólares para todos
los trabajadores sin distinción;
un gobierno
independiente para Washington D.C., que dependiese de un comité del Congreso.
A
pesar de las tensiones, la marcha fue un rotundo éxito. Más de 250 000 personas
de todas las etnias se reunieron el 28 de agosto de 1963 frente al Capitolio de
los Estados Unidos, en lo que constituyó la manifestación más grande que haya
tenido lugar en la capital
estadounidense. El que a la postre sería el momento álgido en la lucha de Martín
Luther King fue su famoso discurso «Yo tengo un sueño», en el que
manifestó su voluntad y su esperanza de conocer una América fraternal. Este
discurso está considerado como uno de los mejores de la historia
estadounidense, junto con el Gettysburg Address de Abraham Lincoln.
A
finales de marzo de 1968, Martín Luther King se desplazó a Memphis (Tennessee)
para apoyar a los basureros negros locales que estaban en huelga desde el 12 de
marzo con el objeto de obtener una mejora salarial y un mejor trato. A los
afroamericanos se les pagaba 1 dólar y 70 centavos por hora y no se les pagaba
cuando no podían trabajar por razones climatológicas, al contrario de lo que se
hacía con los trabajadores blancos. Como consecuencia de las protestas
pacíficas, estalló una oleada de violencia contra ellas que degeneró en el
asesinato de un joven afroamericano.
Cinco
días más tarde, el presidente Johnson decretó un día de luto nacional (el
primero por un afroamericano) en honor de Martín Luther King. A sus funerales
asistieron 300 000 personas, a los que asistió también el vicepresidente Hubert
Humphrey (Johnson estaba en una reunión sobre Vietnam en Camp David y había el
temor de que su presencia pudiese provocar manifestaciones de los pacifistas).
Motines de cólera estallaron en más de cien ciudades provocando 46 víctimas.
La
mayor parte de los derechos reclamados por el movimiento serían aprobados
legalmente con la promulgación de la Ley de los derechos civiles y la Ley del
derecho al voto. King es recordado como uno de los mayores líderes y héroes de
la historia de Estados Unidos, y en la moderna historia de la no violencia. Se
le concedió a título póstumo la Medalla Presidencial de la Libertad por Jimmy
Carter en 1977 y la Medalla de oro del congreso de los Estados Unidos en 2004.
Desde 1986, el Día
de Martín Luther King Jr. es día festivo en los Estados Unidos.