PROGRAMA Nº 1164 | 27.03.2024

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EMISIÓN 600 | NUESTRA SEÑORA DE JUQUILA

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Es una devoción mariana de la Virgen María bajo la advocación de la Limpia y Pura Concepción con el título de Juquila, originario de la población del mismo nombre. Su santuario se halla localizado en la población de Santa Catarina Juquila, en el estado de Oaxaca, México. Su fiesta se celebra el 8 de diciembre con música típica, bailes tradicionales y festejos de gran colorido. La imagen de Nuestra Señora de Juquila, tiene una tercia de vara (30 centímetros ) y el grueso de 2 dedos (4 centimetros aproximadamente y 15 cm de ancho del vestido), viste una túnica, sobre la que cae el manto que se desprende de los hombros y se tercia airosamente bajo el brazo izquierdo. El cabello se extiende sobre el ropaje, las manos están unidas ante el pecho y los ojos modestamente inclinados.

La imagen perteneció primeramente a Fray Jordán de Santa Catalina, pasando luego por donación de este religioso al poder de un indio natural de Amialtepec, piadoso y gran devoto de María. Los vecinos de esta localidad, donde la llevó su nuevo dueño, cobraron a la imagen singular afecto visitándola con frecuencia e invocándola en sus necesidades. Sin duda aquellas peticiones fueron bien acogidas por la reina de los cielos, pues se contaban maravillas obradas por su intercesión, y tanto, que pronto la fama voló por los pueblos circunvecinos y aún llegó a lugares distintos de donde partían devotos peregrinos para visitar el jacal de Amialtepec que guardaba la santa imagen.

La noticia de tales acontecimientos llegó al cura del lugar, don Jacinto Escudero, persona instruida y sensata, quien para evitar abusos fáciles de cometer con pretextos de devoción en una casa privada lejos de la vigilancia de los sacerdotes, venciendo la resistencia del propietario de la sagrada imagen la trasladó al templo. Ahí la devoción creció y los peregrinos aumentaron considerablemente. Corría el año de 1633 cuando llegó el invierno, los indios pusieron fuego a la hierba seca del monte, como es costumbre entre ellos, para lograr en la primavera pasto verde para los ganados, esta vez, el fuego cundió rápidamente y ayudado del viento, muy en breve hizo presa de los jacales de Amialtepec, los habitantes huyeron y desde un crestón cercano de su montaña vieron sus casas devoradas por las llamas, y el templo mismo en donde estaba la imagen de la virgen, por el voraz incendio, templos y casas desaparecieron.

Pasado el peligro y repuestos los indios del susto, al volver sobre el ennegrecido suelo para recoger lo que de sus cosas hubiese perdonado el fuego, vieron con sorpresa que era en efecto un montón de cenizas, pero que sobre esta quedaba entera, con sus vestidos intactos y aunque ligeramente ahumada, la imagen de María. Se trata de una de las manifestaciones católicas en México con mayor cantidad de devotos que le rinden culto, sólo antecedida por las de la Virgen de Guadalupe y la Virgen de San Juan de los Lagos. Es considerada la segunda patrona del estado de Oaxaca, siendo la primera la Virgen de la Soledad en la ciudad capital.

Por muchos fieles también llamada como Virgen de Juquilita o simplemente Juquilita, recibe a cientos de miles de visitantes al año en su santuario que llegan en peregrinaciones procedentes de distintos puntos de los estados de Oaxaca, Puebla, Tlaxcala, Hidalgo, Estado de México, Guerrero, Veracruz y recientemente Cancún, Q. Roo. Las peregrinaciones son a pie, ciclistas, antorchistas, todas muy particulares y numerosas, tan distintas entre si pero al mismo tiempo teniendo todas en común la gran fe hacia la virgen de Juquila, y la gran solidaridad entre los peregrinos para llegar al destino que se han propuesto y prometido.

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