PROGRAMA Nº 1164 | 27.03.2024

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Santa Teresita de Lisieux

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María Francisca Teresa Martín Guerin nace en Alençon, en la provincia de Normandía (Francia), el 2 de enero de 1873. Era la menor de sus hermanos. Cuando contaba 14 años sintió el deseo de convertirse en religiosa. Tuvo muchos inconvenientes para su entrada al convento esto llevo a Don Martín y Teresa a conversar con el Padre superior quien también se negó, de ahí con el Obispo que tampoco aceptó y deciden ir a hablar con el Sumo Pontífice a Roma, para aquel entonces León XIII, quien le recomendó obedecer las instrucciones de los superiores.

Finalmente luego de la intervención de la madre superiora, la insistencia de Teresa el día 9 de abril de 1888 es recibida por fin en el Monasterio del Carmelo. El nombre Teresa del Niño Jesús fue elegido por la superiora del Carmelo de Lisieux, la madre Gonzaga, quien en un momento de enfermedad de Teresa le envió un mensaje de aliento, en ese mensaje le trata así; "...mi hijita Teresita del Niño Jesús". En su vida dio gran valor a la oración y a los pequeños actos. Sufrió la prueba de la fe desde el 5 de abril de 1896, hasta su muerte, tras unos meses de terribles padecimientos. Sus últimas palabras fueron: "Oh, le amo...", mirando a su crucifijo; y un instante después: "¡Dios mío...os amo!"

El centro de su espiritualidad fue la misericordia o amor de Dios. Por encima de todo enfatiza siempre la misericordia divina, ante la cual confía y nada hay que temer. Ante todo, Dios es Padre; y Jesús es su Hijo misericordioso. Escribió: “¡Oh Jesús!...estoy segura de que, si por un imposible, encontraras un alma más débil, más pequeña que la mía, te complacerías en colmarla de favores más grandes aun, si ella se abandona con entera confianza a tu misericordia infinita”

En una carta escrita el 17 de septiembre de 1896 a su hermana escribe la frase que resume el mensaje e ideario de Teresa, sus ideas y pensamientos más arraigados, el motor de su existencia: "La confianza, y nada más que la confianza, es la que debe conducirnos al amor (de Dios)".

Se ha vinculado su espiritualidad con la de santa contemporánea Faustina Kowalska (devoción a la Divina Misericordia). Su doctrina habla de que Dios está en todas partes y de que son los sencillos actos, hechos con amor, el camino hacia la santificación:

“La santidad no consiste en ésta o la otra práctica, sino en una disposición del corazón que nos hace humildes y pequeños entre los brazos de Dios, conscientes de nuestra flaqueza y confiados hasta la audacia en su bondad de Padre”

En 1897 cae enferma y muere a las 19 horas 20 minutos del 30 de septiembre tras una agonía de dos días en Lisieux, Normandía (Francia). En 1923 es beatificada y en 1925 canonizada. En 1927 es proclamada patrona de la misiones pese a no haber abandonado nunca el convento, pero siempre rezaba por los misioneros y siempre fue su deseo ardiente el convertirse en una.

En 1997 es declarada Doctora de la Iglesia, siendo la tercera mujer en conseguir ese nombramiento. Anteriormente habían sido declaradas doctoras Santa Teresa de Jesús, también carmelita, y Santa Catalina de Siena. La Festividad de Santa Teresa de Lisieux es el 1 de octubre. Considerada por Pío XI como "la estrella de su pontificado", fue rápidamente beatificada y canonizada, declarada santa patrona de las misiones y patrona secundaria de Francia, después de Juana de Arco. En 1997, el Papa Juan Pablo II hizo de ella la 33° Doctor de la Iglesia, y es conocida como la "Doctora del Amor".

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